Follow you - Grenn/Pyp

“Kill me or come back with me”. The words still echoed in Grenn’s ears as the black brothers rode to Castle Black, followed by Ghost. Saving the neck of Jon was not an easy task. When they went south, Grenn had no idea of how to make his friend come home. Luckily, Pyp always seemed to have a plan. He stood in front of Jon, as valiant as no one else; he was the first to speak and, when he started reciting the vows, Grenn did not have a second thought. He just followed Pyp… Grenn would always follow his truthful and brave words.

Now, guiding his stallion behind Pyp’s horse, looking at his slender back as he marked the time of the march, Grenn felt proud of his friend, and of the success of his plan. Possibly, in some years more, Jon could forget that gesture, but that day, Grenn had realized it: That boy was the best friend that Jon -or any other- could ever have. They needed to reach Castle Black as soon as possible, or their heads would be in danger. However, he trusted Pyp more than anyone in the Wall; undoubtedly, they would come in time. This route was slightly different to the one they took when they rode to south, but Pyp’s orientation was exceptional... Grenn would even follow him in the Wild, far beyond the Wall.

An hour before dawn, they arrived to Castle Black, visibly tired. When they left Sam, Jon and the others, Grenn knew they would have a quite long day ahead. He was sleep deprived, hungry and sored. Just before he could think further about complaining, he saw him. Pyp was by his side, taking off the snow from the Aurochs’ broad shoulders with his small gloves. “Grenn. This is not the kind of snow we needed to bring back to the Wall. You know? We have enough of this here” his little friend said with an exhausted but warm smile. “Will you go up for breakfast now?” Grenn nodded and they walked through the cold corridors in a comfortable silence. -Halfway, he got the comment about the snow-. However, when they reached a corner, the Aurochs could not more and the words slipped out of his mouth. “Pyp, tonight you were the bravest man I’ve seen. Being sincere, I did not know what to do. We all were disarmed, and I was… very scared. How did you know that Jon would not hurt you?”

“I did not know it. I just needed to stop him”

“Why, Pyp?” An inkling of doubt surged in Grenn’s mind. Pyp always had supported Jon. He looked so happy when they were together. Maybe he wanted to follow Jon and bring him back because…

“Because Jon is my friend, Grenn, and now he is my brother too. You already said it to him” Pyp answered, deadly serious, before cupping Grenn’s face softly in his hands. “I would die for him, for Sam, or for any of our black brothers. I would do many things for their sake… I’d do almost all the things I’d do for you” That pink shade on his cheeks and the glow in his eyes, lightened by the torches made him look so sweet, so beautiful, and yet, so determined! Then, Pyp smiled to him, and guided their way to the main hall. In that mere instant, Grenn felt it for the first time…He would follow Pyp anywhere.

*

SEGUIRTE.

“Mátame o vuelve conmigo”. Las palabras aún resonaban en los oídos de Grenn mientras los hermanos negros montaban rumbo a Castle Black, seguidos por Fantasma. Salvar el cuello de Jon no fue una tarea fácil. Cuando se dirigieron al sur, Grenn no tenía ni idea de cómo hacer que su amigo volviera a casa. Por suerte, Pyp siempre parecía tener un plan. Se puso de pie delante de Jon, tan valiente como nadie; él fue el primero en hablar y, cuando comenzó a recitar los votos, Grenn no lo pensó dos veces. Él sólo siguió a Pyp... Grenn siempre seguiría sus palabras sinceras y valientes.

Ahora, guiando su garañón detrás el caballo de Pyp, miró su esbelta espalda mientras marcaba el paso de la marcha, Grenn se sentía orgulloso de su amigo, y del éxito de su plan. Posiblemente, en algunos años más, Jon podría olvidar ese gesto, pero aquel día, Grenn se había dado cuenta: Ese muchacho era el mejor amigo que Jon -o cualquier otro- podría tener. Debían llegar a Castillo Negro tan pronto como fuera posible, o sus cabezas estarían en peligro. Sin embargo, confiaba en Pyp más que en nadie en El Muro; sin duda, llegarían a tiempo. Esta ruta era ligeramente diferente a la que tomaron cuando cabalgaron al sur, pero la orientación de Pyp era excepcional... Grenn lo seguiría incluso en terreno salvaje, mucho más allá del Muro.

Una hora antes del amanecer, arribaron al Castillo Negro, visiblemente cansados. Cuando se separaron de Sam, Jon y los otros, Grenn supo que tendrían un muy largo día por delante. Estaba privado de sueño, hambriento y adolorido. Justo antes de que pudiera pensar más en quejarse, él lo vio. Pyp estaba a su lado, quitándole la nieve de los anchos hombros con sus pequeños guantes. “Grenn. Este no es el tipo de nieve que necesitábamos traer de vuelta al Muro. ¿Sabes? Tenemos suficiente de esta aquí”, dijo su pequeño amigo con una sonrisa exhausta pero cálida. “¿Vas a ir a desayunar ahora?” Grenn asintió y caminaron por los pasillos fríos en un cómodo silencio. A mitad de camino, entendió el comentario acerca de la nieve. Sin embargo, al llegar a una esquina, el Uro no pudo más y las palabras se deslizaron de su boca.

“Pyp, esta noche fuiste el hombre más valiente que he visto. Siendo sincero, yo no sabía qué hacer. Todos estábamos desarmados, y yo estaba... muy asustado. ¿Cómo supiste que Jon no le haría daño?”

“No lo sabía. Sólo tenía que detenerlo”

“¿Por qué, Pyp?” Un atisbo de duda surgió en la mente de Grenn. Pyp siempre había apoyado a Jon. Se veía tan feliz cuando estaban juntos. Tal vez él quería seguir a Jon y traerlo de vuelta porque...

“Porque Jon es mi amigo, Grenn, y ahora él es mi hermano también. Tú mismo lo dijiste” Pyp respondió muy serio, antes de sostener el rostro de Grenn suavemente en sus manos. “Yo moriría por él, por Sam, o por cualquiera de nuestros hermanos negros. Haría muchas cosas por su bien. Yo... sería capaz de hacer casi todas las cosas que haría por ti” ¡Esa sombra de color rosa en sus mejillas y el brillo en sus ojos iluminados por las antorchas le hacía lucir tan dulce, tan hermoso, y, sin embargo, tan determinado! Entonces, Pyp le sonrió, y guió su camino a la sala principal. En ese preciso instante, Grenn lo sintió por primera vez... Él seguiría a Pyp cualquier lugar.